El edificio que aloja el actual Centre Flassaders es un antiguo espacio industrial reformado a partir de la década de 1830, que ha sido recientemente acondicionado como centro público que acoge espacios de uso para la ciudadanía.

Vicenç Juan Rosselló, el iniciador de la empresa industrial Can Ribas, entró en contacto con la viuda de un artesano tejedor y tintorero (Gabriel Ribas), que era propietario de un obrador situado en las dependencias de una antigua construcción militar (con esta función durante el siglo XVIII).

Vicenç Juan se casó con la hija del propietario, Catalina Ribas, heredera y máxima responsable del negocio familiar a partir de ese momento; durante la década, emprenderá un proceso de ampliación del taller primitivo (situado en la isleta núm. 82 de la parroquia de Sant Nicolau, con portales a las calles del Senyal del Peix y Flassaders, y fachada posterior a la calle de la Ferreria). Muy pronto, los intereses de Vicenç Juan se dirigieron a comprar los inmuebles vecinos para, de esta forma, ampliar las instalaciones fabriles y así poder aumentar la capacidad de producción del obrador. Por eso, está documentada la compra de una tienda con planta baja, dos pisos y terrado, que reedificó por completo y comunicó con el obrador principal. De esta manera, ya en el año 1851, toda la manzana recibía el nombre de La Fábrica de Tejidos, lo cual no da una idea del crecimiento que debió experimentar dicho taller durante este periodo inicial.

Pocos años después, un gran incendio afectó a la fábrica, ya notablemente ampliada. Vicenç Juan aprovechó la ocasión para reconstruir las instalaciones afectadas y mejorar la antigua edificación. A principios de 1862 solicitó permiso
municipal de obra para construir un nuevo bloque y regularizar las fachadas de las calles Flassaders y Ferreria, donde se abrieron los portales principales del inmueble. De hecho, en aquel momento el edificio-fábrica ya adquirió el aspecto general que tenía antes de la reforma integral que supuso la creación del actual centro cívico.

Otro momento importante de su configuración cómo espacio industrial aconteció en 1872, cuando las instalaciones productivas fueron mecanizadas gracias a la incorporación de una máquina de vapor, comprada al fabricante catalán Miquel Escuder. Se trataba de una máquina de vapor con caldera horizontal, de mediana presión y cuatro caballos de potencia, comprada por 20.000 reales de vellón. Venía a sustituir la fuerza animal que hasta aquel momento había impulsado la fabricación. En este primer momento solo fue mecanizada la sección de acabados, porque el tejido todavía se terminaría con telares manuales durante varios años más. Lógicamente, el proceso de mecanización y modernización fue constante durante los años de actividad de la fábrica que, por otro lado, fue cerrada en 1964.

El barrio de la Gerreria, parte del núcleo antiguo de Palma, fue declarado Conjunto Histórico-artístico por el Decreto de 2 de julio 1964. Según la legislación vigente en materia de patrimonio del Estado Español, actualmente tiene la calificación de Bien de Interés Cultural, en su categoría de Conjuntos Históricos (Ley 16/1985, del patrimonio histórico español).